Pedro Vergara, el judoca de Coronel que regresó al podio tras años de esfuerzo silencioso

En medio del bullicio y la intensidad del Abierto Nacional Zona Sur 2025, uno de los torneos más relevantes del judo chileno, una historia de perseverancia se robó las miradas. Pedro Vergara, titulado de nuestro instituto y deportista oriundo de Coronel, volvió a la alta competencia con una medalla de bronce que sabe a oro, tras alcanzar el tercer lugar en la categoría hasta 90 kilos, entre 952 competidores de todo el país.
Lo que pocos sabían es que este logro no fue fruto del azar, sino el resultado de años de entrenamiento silencioso, esfuerzo personal y una vida dividida entre el deporte, el trabajo y los estudios.
Un camino de disciplina
Pedro no es solo judoca. A sus 31 años, estudia Ingeniería en Construcción en horario vespertino en el Instituto Profesional Virginio Gómez, tras haberse titulado como Técnico en Construcción. Además, trabaja como administrativo de producción en una fábrica de ventanas, lo que hace de cada jornada un acto de equilibrio entre responsabilidades y pasión.
“Mi viaje profesional comenzó con el Dibujo y Proyecto Industrial, impulsado por la necesidad de entender cómo una idea se transforma en planos precisos y modelos 3D”, comentó Pedro, “me atrajo el desarrollar la capacidad de visualizar el futuro de una obra antes de que existiera, dominando herramientas que convierten la imaginación en estructuras concretas”.
Luego de esto, decidió complementar esa visión con la base técnica, estudiando Técnico en Construcción, carrera que finalizó siendo premiado por Excelencia Académica. “Aquí fue donde el papel se convirtió en terreno, y el plano en estructura. Quería conocer el proceso completo, desde el diseño hasta la ejecución. Cada obra, cada jornada en terreno, afianzó mi convicción de que construir es mucho más que levantar muros, es coordinar, liderar y materializar ideas”, afirmó. Hoy, se encuentra estudiando Ingeniería en Construcción con una motivación clara, fusionar lo visual, lo técnico y lo estratégico para liderar proyectos de alto impacto.
Entre el tatami y la sala de clases
Representante del Club Judo del Carbón, Pedro fue parte de la delegación del Biobío y alcanzó las semifinales del torneo, cayendo ante el campeón de su división. El resultado lo posiciona cuarto en el ranking nacional, consolidando su nombre como una carta vigente dentro del circuito competitivo.
“Practico judo desde los 8 años. Hubo momentos en que me alejé, pero ahora volví porque quiero obtener mi cinturón negro. Me faltaban puntos, así que decidí volver a competir, y esta medalla me demostró que todavía tengo algo más para dar”, comentó Pedro, con orgullo, tras subirse al podio del Coliseo Municipal Antonio Azurmendy.
Pero más allá de los resultados, su historia habla de constancia. Entrena al llegar del trabajo, muchas veces agotado, y reconoce que la vida personal queda en pausa. Aun así, también se da el tiempo para jugar fútbol amateur, siendo parte de la selección del IP Virginio Gómez, con la que ha ganado títulos y fue goleador del torneo universitario en 2023.
“Volver a estudiar y dedicarme tiempo a mí mismo fue una decisión importante. Me enfoqué en lo que me gusta y los resultados empezaron a llegar. En el judo, puedes perder por un solo error, pero eso te enseña a levantarte, a volver más fuerte. Esa misma mentalidad la aplico en los estudios y en la vida”, reflexionó.
Proyección y legado
Pedro espera terminar su ingeniería y proyecta seguir con un magíster. “Sé que el crecimiento profesional se logra en el terreno, con esfuerzo, disciplina y pasión. Mi objetivo es encontrar ese espacio donde mis capacidades no solo sean útiles, sino también sean reconocidas y potenciadas”, puntualizó.
En lo deportivo, sueña con enseñar judo, transmitir lo aprendido y formar a nuevas generaciones. “Sé que me quedan pocos años como competidor, pero no quiero alejarme. Me gustaría hacer clases”, señaló.
Sobre su participación en Valdivia, agregó: “Inicialmente vine a rendir mi examen para cinturón negro, pero este resultado me motivó mucho. No me lo esperaba, aunque lo anhelaba desde hace tiempo. Allá nos apoyamos entre las delegaciones del Biobío y se sintió como familia”.