Al hablar de masculinidades o nuevas masculinidades, es necesario señalar que, según distintos autores, estos conceptos no se refieren a la aparición de nuevos hombres ni tampoco se define un contenido específico sobre lo que deben ser o hacer. Por el contrario, es un proceso humanizante, que invita a reconocer y a hacerse cargo del machismo, explorando toda su potencialidad colaborativa hacia el logro de la equidad género. 

“Si bien es cierto que todas las mujeres han sufrido las imposiciones del sistema patriarcal, no es verdad que todos los varones se hayan beneficiado siempre o participado de las cuotas de poder que otorga el mismo, quedando en realidad la mayoría de éstos marginada y sometida. La problemática de los varones actuales no se define únicamente por el conflicto planteado por las mujeres contra los varones con una ideología patriarcal, sino también por el conflicto puesto hoy en evidencia por la inmensa cantidad de varones que viven marginados por los congéneres que manejan el sistema”, según Leonardo García, magíster en Género y Desarrollo por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

Según García, el verdadero cambio para ellos debe consistir en una nueva actitud hacia las mujeres, en replantear las relaciones que han establecido entre sí, y en mejorar esta actitud como práctica recíproca por medio del diálogo y el entendimiento.

El especialista en la temática de las “nuevas masculinidades”, señala que, en contraste, en los últimos años diversos colectivos conscientes de los riesgos que implica el uso común de este término, “consideran estratégico aprovecharlo para llegar cada vez a más hombres y así promover su conceptualización como el ejercicio crítico permanente del poder en el plano individual y social, cuya materialización se alcanza ya no en el discurso, sino en la práctica cotidiana en lo privado y lo público”.

En otra mirada, el artículo “Propuestas críticas para un análisis más comprensivo de la problemática masculina” de Antonio S. Boscán Leal, el autor plantea que: “Los varones antipatriarcales, que en el Cono Sur tienen una aparición reciente que data de finales de la década de 2000, se expanden por América Latina, promueven una ruptura con el cerco patriarcal que ha determinado el ejercicio de la masculinidad como una posición de poder. 

Una de sus primeras interpelaciones es nombrarse varones, no hombres, pues este último ha sido el signo de los privilegios de ese sistema en la historia de la humanidad. Pero no se trata de un cambio de apariencia, sino que proponen la despatriarcalización de la vida. Dicho proceso no solo es individual sino colectivo, en él se pueden identificar dos momentos”.

El primero pasa por reconocer y desmontar las ventajas que se obtienen por el hecho de ser hombre, la subordinación y las violencias necesarias para producir dichos privilegios. En el segundo, se transita de la reflexión colectiva a la lucha y denuncia social de un modelo que en el plano cultural limita el acceso a oportunidades a los sujetos no masculinos y amplía las brechas sociales, económicas y políticas entre los géneros. “De esa manera, estos colectivos abogan por derechos iguales para mujeres, hombres y personas LGBTI, por el fin de la violencia contra las mujeres, y el acceso y libre ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos”, concluye el investigador.