La certificación ISO 9001 es un estándar internacional y una norma con reconocimiento que establece los criterios para un sistema de gestión de calidad. A su vez, ayuda a desarrollar un proceso robusto que impulsa la mejora continua y la excelencia profesional. 

Lo anterior, no es un sistema establecido, sino que permite adaptar un modelo propio de gestión en torno a las necesidades y riesgos de cada organización. De esa manera, se consiguen beneficios como el aumento en la satisfacción del producto, una mejor eficiencia organizacional, el fortalecimiento de procesos y el monitoreo constante de riesgos posibles. 

En este contexto, el Instituto Profesional Virginio Gómez, busca seguir avanzando en el mejoramiento de sus mecanismos. Por esto, además de cumplir con los estándares de gestión establecidos por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA-Chile) en categoría avanzada, y que están vigentes desde 2021 hasta 2025, la casa de estudios está ejecutando el proyecto de “Aseguramiento de la Calidad Institucional”, para promover e implementar una cultura del mejoramiento continuo en las diferentes áreas y procesos. 

Marisol Lermanda, directora de Aseguramiento de la Calidad, explica que este proyecto tiene como finalidad la “revisión permanente de los procesos para mejorarlos y fortalecerlos. Es por eso que, estamos ejecutando un plan piloto con el área de Autoevaluación y Mejoramiento Continuo, que consiste en una asesoría usando el estándar de las normas ISO 9001, para lograr una política de calidad cuyos resultados tributen en el plan estratégico de nuestra casa de estudios”. 

Enfoque del proceso

Bernardo Ulloa, ingeniero civil industrial y experto en consultorías enfocadas en la excelencia operacional, la mejora continúa y los sistemas de gestión de la calidad, es quien está llevando a cabo la asesoría externa, con la finalidad de replicar este plan piloto del proyecto en otras áreas y direcciones del Instituto.

“Lo que se persigue con esta asesoría es tener un enfoque de proceso y un monitoreo permanente de riesgos, así lo establecen las normas ISO 9001. Pero ¿en qué ayuda esto?, esto permite sentar las bases para aumentar la satisfacción interna y externa. Al adquirir una cultura de prevención de los riesgos, de las debilidades o de las amenazas, genera una actitud proactiva para que no ocurran cosas que puedan dañar o contaminar el resultado”, explica el experto. 

El mejoramiento continuo se traduce en la suma del ciclo Planificar-Hacer-Verificar-Actuar. Para Ulloa, es fundamental reconocer el concepto de “procesos” para la optimización de éstos. 

“Lo más importante para optimizar los procesos, es dedicarle tiempo. Desarrollando documentos escritos que hablen de esto, porque de esa forma uno va identificando las aristas que la componen. ¿Qué haces? ¿qué es lo que entrego?, ¿cómo lo genero?,¿qué insumos tengo?, ¿es el producto que quiero?, yo lo veo como la base que permite ordenar y avanzar a una cultura de mejoramiento continúo y que es lo que buscan las normas ISO”, concluye. 

Al igual que Bernardo Ulloa, desde la dirección de Aseguramiento de la Calidad, se busca promover la cultura del mejoramiento continúo, para de esa forma consolidar la política de calidad de los diferentes procesos dentro del Instituto Profesional Virginio Gómez y complementarlos con una certificación de estándar internacional.