Son tiempos difíciles para todos. Cumplir cuarentena, teletrabajar, las labores domésticas y establecer relaciones familiares diarias con un ritmo distinto al acostumbrado nos ha obligado a modificar las estructuras y adecuarnos a una nueva realidad donde incluso podemos leer en redes sociales a padres que se asombran negativamente del comportamiento de sus hijos, sin saber cómo controlar, entretener y hasta relacionarse con los menores de la casa.

La estimulación del aprendizaje se debe trabajar en todas las etapas de crecimiento, adaptándose a cada edad, pero hay que considerar que esta acción es clave en el desarrollo de los niños menores de 6 años, periodo en el que necesitan aceptación, amor y cariño de sus padres para crecer felices y saludables.  

Estimularlos no significa implementar una sala de clases en casa, si no, hacerlos partícipes de las actividades que son propias del adulto y que se puedan relacionar con la edad de nuestros pequeños. 

Una conversación permitirá que adquieran el lenguaje y desarrollan habilidades sociales; leer juntos, o que los padres escuchen la lectura de sus hijos (aunque no sepan leer, jugando a leer) acrecentará su vocabulario; ver una película juntos desarrollará la comprensión y expresión de manera lúdica; en tanto, realizar nuestro trabajo asignando también trabajo a los más pequeños los hará sentir acompañados. 

Del mismo modo es bueno responsabilizarlos en actividades como poner la mesa contando los implementos, que ayudará a desarrollar el pensamiento lógico matemático, o enseñarles a realizar actividades domésticas como ayudar a hacer su cama, participar en cocinar algo, limpiar la casa, ordenar sus juguetes y también los objetos que ocupan los adultos, demostrando que el adulto también debe ordenar sus pertenencias.

También es posible entrenar el desarrollo de su inteligencia emocional, enseñando a reconocer sus emociones y a hacer un control consciente de ellas a través de preguntas divergentes acerca de lo que sienten, por ejemplo en el momento en que algo no les resulta, o cuando quieren un objeto que tenga el hermano, o cuando los veamos felices preguntarles ¿cómo se siente el ser feliz? que evidencien sus emociones aportará al desarrollo de la tolerancia a la frustración y al enriquecimiento de la autoestima de nuestros hijos, además del desarrollo de la empatía que es tan importante para la formación de buenos ciudadanos. 

Si analizamos la conducta de nuestros hijos menores por lo general es una conducta normal para su edad, con rabietas incluidas, sobre todo en este tiempo de cuarentena, una conducta de la que nosotros, los padres, somos responsables. Depende de nosotros moldearla y estimularla para que nuestros niños y niñas crezcan felices…aprovechemos este tiempo.

 

Lorena Pedernera Aravena
Jefa de Carrera de TNS en Educación Párvulo