Endometriosis y dolor silencioso: haciendo visible lo invisible

Maite Rivera Muñoz
Enfermera y magíster en Salud Pública
Jefa de carrera de Técnico en Enfermería¿
Instituto Profesional Virginio Gómez (IPVG), sede Los Ángeles
Algunas enfermedades duelen en silencio y, aunque afectan profundamente la vida de quienes las padecen, permanecen invisibles ante la sociedad. La endometriosis es una de ellas. Considerada según expertos como un "cáncer blanco" y con una asociación directa a la infertilidad, esta enfermedad crónica afecta al 15% de las personas en edad reproductiva en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud, lo que compromete unos 190 millones de personas aproximadamente.
Esta enfermedad se identifica debido al crecimiento de un tejido similar al endometrio fuera del útero, generando inflamación, dolor pélvico crónico, cambios a nivel emocional, infertilidad, entre otros signos y síntomas. Las personas con útero están expuestas a esta enfermedad desde que cursan su primera menstruación hasta la menopausia, sin dejar de mencionar que aún después de la menopausia pueden continuar sus síntomas. Es por esto que no se debe seguir normalizando el dolor durante la menstruación y asistir a los controles anuales preventivos.
En Chile se estima que entre 600.000 y 900.000 personas viven con endometriosis, según información entregada por el Ministerio de Salud.
Entonces, ¿por qué es considerada un problema de salud pública?
El impacto que genera en la salud sexual y reproductiva, la calidad de vida de las personas, el bienestar general y el impacto económico de esta enfermedad logran afectar de forma negativa a quienes la padecen, a sus familias y a la población en general.
A pesar de su relevancia, aún existe poca información, considerándose aún un enigma médico, aunque actualmente, debido a diversas investigaciones, se han establecido algunas hipótesis de su aparición.
Un gran avance se produjo en el año 2023, con la publicación de las primeras Orientaciones Técnicas para la Atención Integral de la Endometriosis en el país. Esto generó tranquilidad en muchas personas al mostrar que se interviene en una enfermedad cuyo diagnóstico demora, en promedio, entre cinco y 10 años, produciendo una frustración significativa por el diagnóstico erróneo y los retrasos en el tratamiento definitivo.
Pese a las estadísticas, sus consecuencias, el enfrentamiento a múltiples cirugías y la dependencia de medicamentos que apaguen aquello que atormenta al órgano que da vida, se debe visibilizar que el cuerpo, al atravesar esta enfermedad, lucha día tras día para poder continuar.
Estas palabras están dedicadas a quienes luchan contra la endometriosis, los verdaderos "endowarriors", que hacen visible lo invisible y enfrentan la enfermedad con valentía, resiliencia y esperanza.