Por Claudia Mora Méndez, Vicerrectora Instituto Profesional Virginio Gómez

Sin importar si estamos en medio de la peor crisis climática de la humanidad, como indican algunos, o simplemente en un ciclo histórico natural más, como dicen otros, actualmente nos vemos enfrentados a una escasez de recursos naturales que nos deja muy lejos de un desarrollo amigable con el medioambiente. 

Este no es sólo un desafío como país, pero debemos asumir nuestra parte de responsabilidad, y emprender un camino hacia el cuidado medioambiental y la sostenibilidad.

Por otra parte, se dice que la educación es la base del progreso, ya sea colectiva o individualmente. En ella, encontramos una eficiente herramienta que nos permite la formación de una conciencia ambiental y, desde ahí, proyectar conceptos como el desarrollo sustentable.   

Fue recién en 1994, con la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente, N°19.300, que se oficializó en Chile la necesidad y derecho de vivir en un ambiente libre de contaminación, pero, para ello, es necesario ir más allá del papel y dar paso a la acción. Un accionar al que todos y todas estamos llamados, desde nuestras diferentes aristas y responsabilidades. 

Institucionalmente, hace unos años ya reconocimos algunas necesidades medioambientales a las que dar respuesta a través de la educación, fomentando contenidos en todas nuestras áreas académicas y creando carreras que dieran una respuesta directa a los requerimientos de nuevos técnicos y profesionales que pudiesen levantar la bandera del cuidado de la naturaleza en equilibrio con el desarrollo del país.

Fuimos los primeros en dictar una carrera de energías renovables, a nivel técnico y profesional. Incluimos la especialidad en Medioambiente, e incorporamos en la enseñanza integral contenidos para formar personas conscientes de las necesidades de su entorno y respetuosos con la diversidad de toda forma de vida. Impulsamos su búsqueda de soluciones y respaldamos la puesta en práctica, que los lleve a emprender. 

Serán estos estudiantes quienes tengan la responsabilidad de generar mejores condiciones de desarrollo energético en armonía con el medioambiente para alcanzar la tan ansiada sostenibilidad.  Aprender a hacer y aprender a ser, esa es la confianza que han puesto en nosotros. Esa es la confianza que, desde el primer día, ponemos en ellos.