Más de alguna vez hemos escuchado decir que lo único constante es el cambio y, aunque en principio suene contradictorio, es una gran verdad que trae consigo algunas consecuencias poco deseadas como el stress, cuyo origen podemos remontar al hombre primitivo.

El Stress es el resultado de la adaptación de nuestro cuerpo y nuestro espíritu al cambio, y nos exige un esfuerzo físico, psicológico y emocional. Incluso si los acontecimientos son positivos, pues requerirá un esfuerzo para adaptarnos.

El cambio en sí mismo no es una novedad. Constituye el pilar de la evolución de la humanidad, presente en todos lados, y afecta profundamente la tecnología, la ciencia, la medicina, las condiciones de estudio y de trabajo, las estructuras de las empresas y los valores y costumbres de la sociedad. Quien lo dude, sólo recuerde los cambios y adaptaciones que tuvimos que vivir con la llegada de la pandemia.

Volviendo al Stress, este no es un fenómeno nuevo ni propio de las sociedades occidentales modernas; se encuentra en todas las sociedades, aún en las más primitivas. Cada vez que el hombre interactúa con otras personas y con su medio, se crea una cierta dosis de stress.

Por otra parte, el stress es una reacción bioquímica y de comportamiento cuyo origen debe buscarse en la reacción de “lucha o fuga”, expresión de instinto de conservación – en que participa el sistema neurovegetativo  de nuestro cerebro, también conocido como sistema reptiliano, y que permite accionar   las hormonas del stress aumentando la frecuencia cardiaca y la tensión arterial activando los sentidos para estar en alerta, rasgo que se remonta hasta la época de las cavernas. Frente a cualquier hecho que pudiese amenazar su vida, el hombre de la prehistoria debía reaccionar inmediatamente luchando o huyendo. Una vez dominado el peligro, este hombre volvía a su estado anterior, el reposo.

En el plano puramente físico, existen pocas diferencias entre el hombre de las cavernas y el hombre moderno, que posee el mismo sistema nervioso central y mismo sistema endocrino por lo que el mecanismo de respuesta es igual; sin embargo, en la actualidad el ser humano rara vez debe luchar o huir, ya que, la mayoría de las amenazas que enfrentamos no son físicas sino más bien psicológicas  - dificultades de pareja,  la relación con nuestras jefaturas, excesiva carga laboral, “tacos” en las carreteras, pérdida de tiempo haciendo filas, demoras en los pagos, etc , amenazas que se repiten, exigiendo poca o ninguna reacción física inmediata y sin embargo, es la misma reacción de “lucha o fuga” que se desencadena.

¡Estamos combatiendo las dificultades de los tiempos modernos…con armas de la prehistoria! Nuestra capacidad para identificar el Stress y tratarlo eficientemente se ha convertido en uno de los problemas más complejos de nuestro tiempo, especialmente porque su respuesta es subjetiva y personal frente a un agente estresante, situación, persona u objeto.

La manera en que percibimos un acontecimiento depende en gran medida de la idea que tenemos de nosotros mismos, de la fuerza del yo, de nuestra escala de valores y de nuestras vivencias. Una misma situación puede ser percibida de forma diferente por dos personas. Mientras una de ellas la siente como un apasionante desafío, la otra puede considerarla una amenaza a su vida. En este contexto, todo dependerá del momento en que percibimos ese acontecimiento, de nuestro estado de ánimo, de nuestro humor y de nuestro estado físico.

En resumen, el Stress es parte de nuestra vida y tenemos que aprender a convivir con él, sea un Stress “bueno”, llamado Eustrés relacionado con la adrenalina, y que nos permite estar en estados de alerta, o un Stress “malo”, también llamado Distrés, relacionado con la hormona Cortisol , secretada desde la glándula suprarrenal y con la que tenemos que tener cuidado.

 

Samuel Morales 
Jefe de Carrera TNS Higienista Dental
Instituto Profesional Virginio Gómez