En relativamente pocos años, hemos visto un rápido crecimiento de la población adulta mayor en el país, la que ya alcanza a los 3.6 millones de habitantes proyectándose que al 2050 supere los 6,147 millones. En la región del Biobío las cifras son un poco menores que el promedio, pero, de igual forma, somos parte de una población que envejece velozmente, con una progresión que se triplicaría en los próximos 30 años.

Inversamente, la población más joven ha desacelerado su tasa de crecimiento y es una tendencia que no parece cambiar (al menos no el corto plazo), lo que traerá consigo una masa de adultos mayores que no contará con “la tasa de recambio” para mantener el equilibrio en la sociedad.

Quizás, uno de los mayores desafíos que tenemos quienes al 2050 estemos en la tercera edad es la calidad de vida, de acuerdo a nuestro estado de salud, que podamos ostentar. Si vemos la realidad actual, no se observa el mejor panorama a futuro.

Sin embargo, desde ahora, somos conscientes de las necesidades de nuestros adultos mayores, quienes ya se ven afectados por la falta de atención o compañía, tan propios de la vida acelerada que llevamos hoy. Por ello, no sólo debemos prepararnos para llegar en las mejores condiciones, si no, también, para proveer una red de atención que sepa interactuar adecuadamente con ellos.

Como institución, vemos a diario el alto interés que despiertan las carreras del área de la salud en las y los jóvenes que comienzan a proyectar su futuro. Una vocación y entrega que los motiva continuamente durante su formación en la educación técnico profesional.

Es ese mismo impulso el que queremos rescatar en nuestra carrera vespertina de TNS en Enfermería, dando espacio para que más TENS puedan aportar con su dedicación y trabajo al cuidado de la salud de la comunidad. Pero este desafío ha querido mirar un poco más allá y enfrentar la realidad que se nos avecina, entregando, dentro de la misma carrera, las herramientas para una adecuada atención de salud a la tercera edad.

Siendo este especialista el que estará en primera línea dando los cuidados de salud, sumar habilidades específicas a su formación resulta casi una mirada futurista. Nueva mente, somos las instituciones técnico profesionales las que nos adaptamos, dentro de nuestra flexibilidad, más rápidamente a los requerimientos sociales.

De esta forma, esperamos en el corto tiempo, que nuestros TENS que adquieran este conocimiento adicional para actuar con adultos mayores puedan ser un ejemplo en los diferentes centros de atención en los que se desempeñen, demostrando la calidad humana que se requiere para interactuar con una población que envejece sin mirar atrás.