Rossana Burgos, titulada de Técnico en Educación Diferencial del Instituto Profesional Virginio Gómez, es un ejemplo del impacto que puede generar la formación técnico-profesional cuando se une al compromiso por la inclusión y el bienestar de los estudiantes con necesidades educativas especiales.

Durante el año 2024, Rossana participó en los Desafíos IPVG 2030, instancia donde, junto a su equipo, desarrolló una innovadora propuesta para el Centro Educativo Especial Ceres, lugar donde actualmente continúa desempeñándose profesionalmente. Su iniciativa buscó abordar las desregulaciones emocionales de estudiantes con necesidades educativas especiales mediante la creación de un relajante sensorial, diseñado para disminuir los niveles de ansiedad y favorecer un ambiente de aprendizaje más tranquilo y efectivo en el aula.

Hoy, este recurso se utiliza con gran éxito en el Centro Ceres, beneficiando a todos los estudiantes y demostrando cómo las ideas surgidas desde la formación académica pueden transformarse en soluciones reales para la comunidad educativa.

“Desde siempre me gustó y me llamó la atención aprender y ayudar a estudiantes con necesidades educativas especiales. Ingresé motivada por el desafío de crecer y avanzar en una educación inclusiva y de calidad para todos”, comenta Rossana al recordar su motivación para estudiar su carrera.

Respecto a su paso por el Instituto, Rossana destaca que fue una “hermosa etapa de crecimiento y aprendizaje, donde conocí profesionales dispuestos a sacar lo mejor de ti y ayudarte a superarte día a día”.

Su experiencia en el IP Virginio Gómez, afirma, ha sido clave para su desarrollo profesional:

“Poder poner en práctica lo aprendido marca la diferencia. Acompañar y guiar a nuestros estudiantes con las herramientas adecuadas, viendo sus avances, es fruto de los conocimientos adquiridos en el IPVG.”

Elegir estudiar en el Virginio Gómez, dice, fue una decisión basada en “el prestigio, la calidad docente y la malla curricular”, elementos que le permitieron formarse con una sólida base técnica y humana.

Mirando hacia el futuro, Rossana mantiene viva su vocación por seguir aprendiendo y creciendo junto a su comunidad educativa:

“Quiero seguir mejorando para avanzar junto a los estudiantes y el equipo en este proceso.”

Finalmente, deja un mensaje para quienes están pensando en seguir una carrera similar:

“Atrévanse, nunca es tarde. Sólo necesitan confiar en ustedes y estar dispuestos a aprender. Es un proceso hermoso, desafiante, pero que vale la pena cien por ciento.”